BOSNIA 2013

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Para llegar hasta Bosnia recorrimos toda la costa de Dalmacia, plagada de verdes islas que presentan un paisaje espectacular. En esta península se encuentra Korčula pueblo natal de Marco Polo.



Aunque Bosnia es un país de interior, posee una pequeña salida al mar. Se trata de una franja de unos 9 kilómetros que parte Croacia en dos. Esto hizo que nuestra incursión en Bosnia nos hiciera pasar un total de seis puestos fronterizos. Me resultó curioso que a pesar de ser la única salida bosniaca al mar no hubiera un gran puerto, sino un pequeño pueblecito llamado Neum.



Bosnia-Herzegovina es un amalgama de razas, religiones y nacionalidades y los carteles están escritos en alfabeto latino y cirílico al mismo tiempo.



Una vez en tierras bosnias, el camino hacia Mostar discurre a lo largo del río Neretva. En pocos kilómetros la arquitectura cambia radicalmente. Aquí estamos junto al coche que habíamos alquilado.




Sarajevo, Mostar, para todo aquel que haya vivido en los 90's cómo yo estos nombres son sinónimo de una cosa: guerra. Me impresionó ver su nombre escrito en carteles.



Mostar no tiene nada que ver con Dubrovnik. Si bien Dubrovnik tiene una arquitectura propia de centro europa, Mostar se parece más a Estambul. Los minaretes de sus mezquitas tienen mucho que ver en ello. A la derecha, con toldos verdes, la terraza en la que comimos.



Estas son las vistas desde la terraza, un restaurante local llamado Babilon. Comida rica y abundante y estupendas vistas a la sombra, en un día de mucho calor. En verano Mostar sobrepasa los cuarenta grados.



Las mezquitas abundan en la zona oriental de Mostar. Llegaron a ser trece en total. Se asemejan a las mezquitas turcas ya que Mostar estuvo durante siglos bajo el dominio otomano. Pero a diferencia de Estambul, aquí si cobraban entrada por visitarlas.


 
Este es el puente Kriva Cuprija. Construido en 1558, es el más antiguo de Mostar, más aún que el famoso Stari Most que da nombre a la ciudad. Al fondo se puede ver la iglesia de San Pedro y san Pablo, todo ello en la parte oriental.



El puente de Stari Most. Este puente data del siglo XVI durante la dominación otomana. Fue mandado construir por el sultán Suleiman el magnifico. Lamentablemente fue destruido durante la guerra por el Consejo Croata de defensa, para después ser reconstruido por el ejército español englobado en los cascos azules.



Mostar se está convirtiendo poco a poco en un destino turístico. La parte más vieja de la ciudad esta repleta de tiendas, puestos y restaurantes. Parece que las sombras del pasado van disipándose.



Pero en cuanto se sale un poco de la parte antigua, todavía quedan restos de la reciente guerra. Una gran cantidad de fachadas todavía conservan los impactos de casi dos años de asedio.



En esta imagen se puede ver con más detalle los boquetes causado por los proyectiles junto con la nueva bandera Bosnio-Herzegovina.



Al haber pasado Croacia a la Unión Europea hacia unos días convirtió una frontera sin ninguna importancia, en los límites de la zona Schengen. Las colas para salir de Bosnia y entrar en la UE eran considerables.



De todos los países que he visitado, Bosnia me parece el más inestable. Dividido prácticamente en dos unidades políticas totalmente independientes y con un complejo sistema electoral, parece mentira que en un país tan pequeño convivan tanta variedad de culturas, etnias y religiones, con heridas todavía abiertas y cuentas aun por saldar.